A menudo solemos posponer nuestra felicidad para cuando nos toque la lotería, recuperemos la salud o salgamos de fiesta el fin de semana, eso supone solamente ser feliz unos pocos momentos en nuestra vida. Esperar a que llegue el viernes para relajarnos y disfrutar de la vida, nos hace ser infelices el resto de la semana.
Apreciar el momento presente, sin pensar en el futuro y desapegándose del pasado le permite a uno ser feliz cada minuto del día. Pero como ser feliz si no me gusta el trabajo que realizo, o si me veo atrapado en una relación donde la rutina ha matado el amor, o en una sociedad donde la frustración política y la crisis económica hace estragos… si reflexionamos sobre la situación nos daremos cuenta que es solo una cuestión de perspectiva. El pensamiento negativo nos lleva al sufrimiento, mientras que centrarnos en lo positivo nos ayuda a disfrutar un poco más el aquí y el ahora.
Tal vez el trabajo que realizo sea rutinario y aburrido, tal vez los compañeros no son amigos, tal vez el jefe presiona cada día. El pensamiento negativo te dice que no tienes poder para cambiar las cosas, pero existe otra realidad en donde si puedes hacer que lo rutinario sea divertido, donde puedes ver a tus compañeros de trabajo como seres maravillosos atrapados en la misma rutina en la que te encontrabas tu hace un momento, en donde comprendes las angustias de tu jefe y colaboras voluntariamente para que todo sea mejor, es decir, te ilusionas.
Cuando te ilusionas, aparece la sonrisa y tu cara se ilumina. Entonces eres capaz de volver a poner amor, ilusión, esperanza y pasión en esa relación decadente, y volver a sentir que tu pareja es tu mejor amigo o amiga, con la que compartes tu corazón.
Los cambios que vivimos tanto a corto como a largo plazo nos llevan siempre a una evolución, es decir los cambios siempre son para bien. Se suele decir “no hay mal que por bien no venga”, por lo tanto si es para bien, no está mal. Propongo cambiar por “no hay nada que por bien no venga” y observar nuestra vida sabiendo que cada momento es mejor que el anterior.
Así desaparecen las angustias, los miedos y los enfados y puedo disfrutar porque mi corazón late, porque sigo vivo, sonriendo y amando.
Que la luz te acompañe siempre.