Me senté a escribir esperando que me llegara la inspiración cuando le pregunté al Maestro cual era el título, El me contestó «lo mejor de ti», y mientras esperaba que me dictara algo más me puse a reflexionar sobre lo mejor de mi. Al principio la idea era clara, lo mejor de mi es mi alma, mi luz interior, mi espiritualidad o mi capacidad de amar… pero según profundizaba en mi, pasaban como cuadros expuestos en un museo, todas mis facetas, mi personalidad, mis emociones, mis reflexiones, mis decisiones… y llegue a la conclusión que nada de mi quedaba en segundo lugar.
Ya el Maestro me había expuesto con anterioridad que debía conocerme en toda mi esencia y reconocerme como un ser maravilloso, sin reproches y sin culpabilidades. Todo en mi es perfecto, forma parte de lo que soy. Yo mostré mi ego siempre alerta ante la soberbia, y El me explicó que si no hay comparaciones con mis semejantes, no hay cabida para la soberbia. Un ser humano no es mejor que cualquier otro ser vivo, cada uno cumple la función que le corresponde en este gran ecosistema que es la Naturaleza. Ningún ser humano es mejor que otro. Todos somos maravillosos.
Entonces porque habría de buscar comparaciones en mi misma, por que pensar que lo mejor de mi es tal o cual cosa, si cada una de mis facetas cumple una función en mi evolución, después de todo soy el conjunto de mi parte divina y también de mi parte humana. Por qué habría de ser mi alma mejor que mi humanidad si el alma no puede expresarse sin esta manifestación de materia densa que es mi cuerpo, sin esta personalidad que me caracteriza. No hay en mi un algo mejor, lo mejor de mi soy yo completa, teniendo en cuenta que eso incluye mis virtudes, no mis carencias, ya que estas últimas son eso, carencias, algo que no tengo, por lo tanto no cuentan en el computo. Si soy una persona reflexiva, no es que me falte espontaneidad, si soy una persona alegre y sonriente no es que me falte sobriedad.
Así que lo mejor de mi soy yo, y todo lo que puedo pensar, decir o hacer usando todas mis virtudes, poniendo todas mis ilusiones, y amándome profundamente.
Que la Luz siempre te acompañe